martes, 5 de octubre de 2010

LA ULTIMA PERSECUCION

El creer que una persecución aguarda a la Iglesia puede actuar como un freno sobre nuestros corazones rebeldes y egoístas, sea que ésta tenga lugar en nuestros días o no. Seguramente, con esta perspectiva por delante, no nos podemos permitir el abandonarnos a pensamientos de facilismo y confort, al deseo de enriquecernos, de instalarnos o de elevarnos en el mundo.

Seguramente, con esta perspectiva por delante, no podemos sino pensar en ser aquello que todos los cristianos son en su verdadera condición (o por lo menos aquello que deberían desear ser, aquello en que deberían fijar su voluntad, si fuesen verdaderos cristianos de corazón), o sea, peregrinos, centinelas aguardando el alba, aguardando la luz, aguzando ansiosamente nuestros ojos para percibir los primeros rayos de la mañana, esperando la venida de Nuestro Señor, Su glorioso advenimiento, cuando Él ponga fin al reinado del pecado y de la maldad, complete el número de Sus elegidos y perfeccione a aquellos que al presente luchan contra la debilidad, mas en sus corazones lo aman y lo obedecen.

¡Quiera Dios que todo esto se realice a su hora, de acuerdo a su infinita misericordia!

¡Quiera Él darnos la perseverancia a lo largo de nuestro éxodo, y la paz a su término!

Fuente: Cuatro sermones sobre el Anticristo (John Henry Newman)