jueves, 2 de febrero de 2012

¿DIOS ESTA AQUI?

Me venía a la mente la letra del canto que lleva por título el mismo que el presente artículo que hoy estoy escribiendo, pero sin los signos de interrogación: Dios está aquí. Allí donde está la presencia de Dios, las vidas de las personas cambian y el hambre espiritual es saciado; sin embargo, cuando la presencia de Dios no es palpable ni experimentable, sucede lo inevitable...

Nunca dejará de sorprenderme el relato del capítulo 2 del libro de los Hechos de los Apóstoles, en el que nos encontramos con 3.000 conversiones y una sola predicación. Demasiadas veces he tenido que observar con gran dolor y tristeza la realidad de lo que sucede en muchas parroquias y comunidades; más de 3.000 predicaciones y apenas una sola conversión. Y me he preguntado: ¿Dios está aquí? Jesucristo, el Señor, ¿está en verdad en el centro del corazón y de la vida de este pastor de almas o de estos responsables eclesiales?

Es como ir a una panadería y no encontrar pan; es el lugar donde su supone que debe haber pan, pero no has podido encontrarlo. Es verdad que te hablan de recetas para hacer el pan, de los lugares donde se prepara y se hornea, de los diferentes tipos de pan que existen; sin embargo, ya no hay pan.

Hay lugares en la Iglesia, o quizás sea mejor decir, hay expresiones en la Iglesia donde la presencia de Dios ya no está actuando; la gloria de Dios ya no está presente y las vidas de las personas no son transformadas ni renovadas; el Espíritu Santo no se mueve con poder y ya no hay convicción de pecado. Por eso hay tantas personas que están a gusto ahí donde no está la presencia de Dios, porque viven en pecado, y cuando el pecado no es expuesto no puede haber arrepentimiento sincero ni conversión auténtica.

Hoy día encontramos muchos creyentes que han escogido escuchar predicaciones suaves y un evangelio "amistoso" en el que ya no se habla apenas de Dios, ni de su Palabra, ni de su presencia. Se prefiere resultar simpático y políticamente correcto, antes que molestar a nadie con la verdad completa de la salvación. Claro que hay que hablar del amor de Dios, es lo primero y más importante, pero no es lo único; también hay que predicar sobre el pecado y llamar a las cosas por su nombre, porque solo así es posible que las vidas de las personas cambien de verdad y se produzcan conversiones.

Hay personas que no descubren la presencia de Dios y se marchan para encontrarla en otros lugares, porque saben muy bien lo que desean y aquello que están buscando: encontrarse con el Señor y caminar en su presencia todos los días de su vida. Ojalá que no se equivoquen y busquen en lugares erróneos fuera de la Iglesia de Jesucristo. ¡Cuántas expresiones de Iglesia en las que no hay vida! Están muertas porque la presencia de Dios ya no está ahí y las vidas de las personas no cambian porque se han quedado en punto muerto también.

¡Ven Espíritu Santo y renueva a tu Iglesia con el fuego! ¡Reaviva en tus fieles un amor apasionado por Cristo y un deseo incansable de caminar siempre en tu presencia! Que podamos cantar con fuerza: ¡Dios está aquí! ¡Dios está aquí! ¡Dios está aquí! Tan cierto como el aire que respiro, tan cierto como en la mañana se levanta el sol, tan cierto que cuando le hablo Él me puede oir. ¡Dios está aquí!