martes, 14 de junio de 2011

¡AHORA ES CUANDO, ESTE ES EL TIEMPO!

A veces parece que el tiempo pasa y no sucede nada, todo sigue igual. Es como tener la sensación de estar enterrado en vida; sin embargo, Dios te hace ver que tu vida no está enterrada sino plantada y sembrada como una semilla que se estaba preparando para dar fruto: "Os aseguro que si un grano de trigo no cae en la tierra y muere, seguirá siendo un solo grano; pero si muere, dará fruto abundante" (Jn 12,24).

Después de tres años y medio de sequía en Israel, el profeta Elías ora pidiendo la lluvia. Antes de empezar a orar, le dice a Ajab: "Vete a comer y beber, porque ya se oye el ruido del aguacero. Ajab se fue a comer y beber. Pero Elías subió a lo alto del monte Carmelo y, arrodillándose en el suelo, se inclinó hasta poner la cara entre las rodillas" (1 Rey 18,41-42). Elías ya escuchaba la lluvia y sentía los vientos cambiar sin señales, sin pruebas, sin advertencia alguna; todo seguía igual, aparentemente. "Ve y dile a Ajab que enganche su carro y se vaya antes que se lo impida la lluvia. Ajab subió a su carro y se fue a Yizreel. Mientras tanto, el cielo se oscureció con nubes y viento, y cayó un fuerte aguacero" (1 Rey 18,44-45).

El plazo se ha cumplido y llegan tiempos de favor para nuestra vida, un viento propicio que Dios envía porque ahora es cuando y éste es el tiempo. El Señor añade bendición a nuestra vida porque ha visto la semilla que hemos plantado, como sucedió en la vida de Ezequías. Debemos cambiar las ropas de duelo porque Dios ha decretado un tiempo nuevo: "Yo voy a hacer algo nuevo, y verás que ahora mismo va a aparecer. Voy a abrir un camino en el desierto y ríos en la tierra estéril" (Is 43,19).

Ahora es cuando y éste es el tiempo, el "ahora" de Dios; un momento que puede pasar y no volver más. Por eso debemos aprovechar este momento y no dejar pasar este tiempo, porque es el tiempo de Dios. El Señor está preparando y disponiendo nuestro momento porque el plazo se ha cumplido: "Como mi siervo Moisés ha muerto, ahora eres tú quien debe cruzar el río Jordán con todo el pueblo de Israel, para ir a la tierra que os voy a dar" (Jos 1,2).

Debemos encarar al gigante para decirle, como David a Goliat, que el que está con nosotros es más fuerte que el que está en contra de nosotros. Porque se ha atrevido a desafiarnos, Dios nos lo entrega para ser vencido y derrotado. El Señor nos está preparando y nosotros debemos también prepararnos para su propósito, porque ahora es cuando y éste es el tiempo. No permitamos que se pase el momento y acojamos de corazón todo lo que el Señor ha preparado y dispuesto para nosotros: "Como colaboradores, pues, en la obra de Dios, os exhortamos a no echar en saco roto la gracia de Dios, porque Él dice: En tiempo favorable te escuché, en día de salvación vine en tu ayuda; pues mirad, ahora es tiempo favorable, ahora es día de salvación" (2 Cor 6,1-2).

Escuchemos el sonido de la lluvia, como Elías, y el viento propicio que ya sopla a nuestro favor: "El Señor ha dicho: Haced muchas represas en este valle, porque, aunque no habrá viento ni veréis llover, este valle se llenará de agua y todos vosotros beberéis... Y esto es solo una pequeña muestra de lo que el Señor puede hacer..." (2 Rey 3,16-18). Abramos zanjas y preparemos pozos para que puedan llenarse de agua aunque todo parezca seguir igual, porque ahora es cuando y éste es el tiempo de Dios.

"Esto es lo que dice el santo, el veraz, el que tiene la llave de David, el que abre y nadie cerrará, el que cierra y nadie abrirá: Conozco tus obras; tengo abierta delante de ti una puerta que nadie puede cerrar, porque, a pesar de tu debilidad, has guardado mi palabra y no has renegado de mi" (Ap 3,7-8).

¡AHORA ES CUANDO, ESTE ES EL TIEMPO!