miércoles, 25 de noviembre de 2009

SOBRE ARENA

Dios es Luz, Amor, Justicia y Verdad; Satanás es lo opuesto a todo esto. Es el enemigo jurado de Dios, en particular del Verbo hecho Carne y de su Iglesia, del Uno y de la Otra quiere la destrucción. Está bloqueado en este loco y malvado propósito, por lo que no desiste un solo instante en perseguirlo con sus fuerzas. Este conocimiento del Maligno es presupuesto sustancial de cualquier pastoral. Es absolutamente inconcebible una pastoral eficaz sin una visión viva y precisa de esta realidad de base.

Satanás es también el Enemigo por excelencia de la Virgen Santísima. ¿Qué pastoral pueden hacer tantos sacerdotes que no tienen una fuerte e iluminada devoción a la Madre, o que no creen en estas realidades, o bien las creen de modo confuso? Toda acción pastoral de cualquier naturaleza es infecunda si no se apoya en los sólidos fundamentos de la Fe en Dios; Creador, Salvador y Redentor, y en la existencia del implacable e irreductible enemigo del bien, Satanás. A esta fe va unida la firme convicción de que es necesario subir al Calvario con Cristo: "quien quiera venir en pos de Mí, tome su cruz..."

Las disquisiciones teológicas son inútiles si no tienen como base esta realidad. Actualmente se construye sobre la arena. La crisis de Fe ha desviado la acción pastoral por muchos cauces tortuosos que no llevan a las almas a Dios. También aquí se debe lamentar pérdida de tiempo en demasiadas reuniones. De por sí serían muy útiles, si se volviera a encontrar el coraje de ir a las raíces; es decir, de afrontar el problema en su punto crucial. Si se leyera el Evangelio, o mejor aún, si el Evangelio fuera objeto de seria meditación e imitación, se encontraría la luz necesaria para volver a llevar a los pastores al Camino en el que no se pierden. Parábolas, hechos y enseñanzas sobre este punto tan importante son tan numerosas que la duda por tanto no debería rozar el ánimo de nadie; en cambio, vemos cómo van las cosas.

Jesús, durante su vida pública, no se ha limitado a anunciar la Verdad; ha curado enfermos, ha liberado endemoniados y consideraba también esto una parte esencial de su pastoral. Hoy no se hace esta parte de la pastoral. Él la delegó en sus Apóstoles para que ellos y sus sucesores la realizaran; si lo ha hecho Él, también los pastores de hoy deberían bendecir y exorcizar. No son hoy menos los que sufren por culpa de Satanás; al contrario, son más que en aquel tiempo.

Que el padre no esté presente, pudiéndolo, donde están los hijos que sufren está verdaderamente contra la naturaleza de las cosas. Sin embargo, esto es lo que sucede habitualmente. Que un padre delegue en otro para que lo represente ante el hijo que sufre, no es menos amargo que lo que se ha dicho antes. Que luego un padre no crea ni siquiera en el sufrimiento de tantos hijos suyos, que también evidentemente sufren, se considera imposible. Sin embargo, es lo que habitualmente sucede.

Esto se verifica en la Iglesia continuamente. Estos pastores se mueven en la periferia de sus almas y de sus corazones pero están inmóviles en el centro. Exteriormente son activísimos, a veces hasta demasiado; quedando inmóviles, o casi, interiormente. Muchos de ellos son víctimas del frenesí de la acción. ¿Qué decir de tantos sacerdotes que no tienen tiempo de rezar, atosigados como están en tantas actividades inútiles, aunque aparentemente santas? Actividades inútiles porque les falta su alma, porque les falta la presencia de Dios. Donde Él no está no hay fecundidad espiritual.

"El que escucha mis palabras y no las practica, puede compararse a un hombre insensato, que edificó su casa sobre arena. Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa: ésta se derrumbó y su ruina fue grande" (Mt 7,26-27).

Fuente: Confidencias de Jesús a un Sacerdote