lunes, 15 de junio de 2009

DIOS HABLA HOY

Muchos que se dicen creyentes tienen dificultad para admitir que la Palabra de Dios se puede manifestar a alguno, como y cuando Dios lo desee.

¡Él quisiera hablar con todas las almas! Esta es una exigencia de su Amor infinito; hablar quiere decir comunicarse con las almas y comunicarse quiere decir dar algo, dar luz a las almas. Pero son pocas las dispuestas a recibir y las dispuestas a aceptar el diálogo con Él. Faltan las previas disposiciones de fe, humildad y amor. Las almas que carecen de estas virtudes no admiten que otras las puedan tener.

Se dice creer en Él, Verbo hecho Carne, verdadero Dios y verdadero Hombre, pero de hecho se le niega cuando se le niega el derecho de hablar. Si verdaderamente creyeran en Él, entonces creerían en lo que ha hecho desde los orígenes de la humanidad. Ha hablado siempre a los hombres; a Adán y Eva, a Caín, a los Patriarcas, por medio de los profetas y los Santos. Hoy, ¿no puede y no debe hablar? Se ha servido de San Pablo; y ¿quién era Pablo antes de la conversión? Se ha servido de San Agustín; y ¿quién era Agustín antes de la conversión? Si creemos que Jesús es la Palabra viviente, el Hijo de Dios, no podemos negar que Él pueda hablar a un alma. "Jesucristo es el mismo ayer, hoy y siempre" (Heb 13,8).

Hoy más que nunca estamos llamados a contemplar el rostro de Cristo para poder reflejar su luz a las generaciones del nuevo milenio. Debemos caminar desde Cristo, con la certeza de que Él está con nosotros todos los días hasta el fin del mundo (Mt 28,20). Los cristianos del tercer milenio no debemos preocuparnos e inquietarnos por muchas cosas, ya que solo una es necesaria: escuchar a Dios y acoger su Palabra (Lc 10,38-42). Es el famoso "Shemá Israel", "Escucha Israel" (Dt 6,4), que marca el comienzo de la profesión de fe tradicional israelita. Y la escucha a Dios viene con la adoración, que implica reconocer y permitir que Dios sea Dios.

Señor, ¿qué puedo desear fuera de ti?