martes, 21 de abril de 2009

¿QUE SERIA DE MI?

Cuántas veces me he hecho esta pregunta estando en la presencia del Señor y orando con un corazón lleno de agradecimiento y asombro: ¿qué sería de mí fuera de ti, Señor?

Como dice la letra de una bonita canción del cantautor protestante Jesús Adrián Romero: "¿qué sería de mí si no me hubieras alcanzado? ¿dónde estaría hoy si no me hubieras perdonado? Tendría un vacío en mi corazón, vagaría sin rumbo, sin dirección. Si no fuera por tu gracia y por tu amor, sería como un pájaro herido que se muere en el suelo. Sería como un ciervo que brama por agua en un desierto, si no fuera por tu gracia y por tu amor."

A veces he intentado imaginar cómo sería mi vida si el amor de Dios no me hubiera alcanzado, pero prefiero no pensar dónde estaría hoy sin haber conocido la misericordia del Señor. Si no fuera por su amor, mi vuelo se habría estrellado en el suelo como el de un pájaro herido. Si no fuera por su gracia, mis gritos silenciosos por encontrar agua en el desierto habrían acabado con mis propias fuerzas.

Cuando contemplo la cruz de Cristo todo resulta más claro y descubro a cada paso lo que un día cambió mi vida por completo; el amor de Dios es una decisión tomada hace siglos por mi. Ese amor no cambiará nunca y yo no puedo ganármelo porque ya fue entregado en la cruz. Es verdad que no soy digno, pero nunca lo voy a ser; es verdad que no lo merezco, pero nadie lo puede merecer. Dice un versículo de la Biblia: "Aunque las montañas cambien de lugar, mi amor por ti no cambiará" (Is 54,10). Al mirar una cruz descubrí que no es algo por lo que debía sentirme culpable, sino profundamente agradecido; porque no fue por mi culpa, sino por su gracia y por su amor.

El Domingo pasado hemos celebrado la fiesta de la Misericordia Divina y es éste un buen momento para recordar las palabras de Jesús a Santa María Faustina Kowalska: "Mi Misericordia es más grande que todas las miserias de tu alma y las del mundo entero. Por tu alma bajé del Cielo a la tierra, me dejé clavar en la Cruz y permití que mi Sagrado Corazón fuera abierto por una lanza, para así poder abrir la Fuente de mi Misericordia."

¿Qué sería de mí, Señor, si no me hubieras perdonado? ¿Qué sería de mí, Señor, si tu amor no me hubiera alcanzado? Gracias, Señor, por tu gran misericordia y fidelidad. Si no fuera por tu gracia y por tu amor, ¿qué sería de mí...?