sábado, 23 de abril de 2011

GRAN SILENCIO

El Espíritu Santo se muestra presente, aunque de forma oculta, en el misterio del Sábado Santo. Principalmente, a través del silencio orante, que es la forma celebrativa propia de este día, cargado de adoración y veneración del cuerpo muerto de Cristo. Este silencio es la forma de expresar la presencia del Espíritu que acompaña a Cristo en su paso por la muerte y su descenso a los infiernos. Este silencio cargado de Espíritu, junto a la presencia también silenciosa de María, sostiene la liturgia de este día (Magnificat - Semana Santa).

Para poder oír la voz de Dios hay que tener la serenidad en el alma y observar el silencio, no un silencio triste, sino un silencio en el alma; es decir, el recogimiento en Dios. Se pueden decir muchas cosas sin interrumpir el silencio y, al contrario, se puede hablar poco y romper continuamente el silencio.

El silencio debería estar en el primer lugar. Dios no se da a una alma parlanchina que como un zángano en la colmena zumba mucho, pero no produce miel. El alma habladora está vacía en su interior. No hay en ella ni virtudes fundamentales, ni intimidad con Dios. Ni hablar de una vida mas profunda, ni de una paz dulce, ni del silencio en el que mora Dios.

Si las almas quisieran vivir en el recogimiento Dios les hablaría en seguida, ya que la distracción sofoca la voz de Dios. El silencio es una espada en la lucha espiritual; un alma parlanchina no alcanzará la santidad. Esta espada del silencio cortará todo lo que quiera pegarse al alma. El alma silenciosa es fuerte; ninguna contrariedad le hará daño si persevera en el silencio. El alma silenciosa es capaz de la mas profunda unión con Dios; vive casi siempre bajo la inspiración del Espíritu Santo. En el alma silenciosa Dios obra sin obstáculos.

El silencio es un lenguaje tan poderoso que alcanza el trono del Dios viviente; el silencio es su lenguaje, aunque misterioso, pero poderoso y vivo. La paciencia, la oración y el silencio refuerzan el alma.

Fuente: Diario de Santa Mª Faustina Kowalska