viernes, 15 de abril de 2011

ESTRELLA DE LA MAÑANA

La naturaleza más excelsa creada por Dios fue la de Lucifer (que significa Estrella de la mañana). Es el nombre del Diablo antes de caer; es decir, su nombre como ángel antes de ser demonio.

La Virgen María se santificó día a día con esfuerzo. Ella, con su sacrificio, sus obras y la gracia de Dios logró ser la criatura más excelsa. Pero su excelsitud no fue un acto de creación de Dios, sino de santificación. Mientras que la naturaleza más grandiosa que ha creado Dios fue la más alta de las criaturas angélicas. Dios creó magnífico a Lucifer en su naturaleza, y él se corrompió. Dios creó humilde a María en su naturaleza, mera mujer y por tanto inferior a los ángeles, y ella fue la que se santificó. Como se ve, hay un gran paralelismo entre ambas figuras, sólo que es un paralelismo inverso:

- Uno es la criatura más perfecta por la naturaleza, la otra por la gracia.
- Uno se corrompe, ella se santifica.
- Uno quiere ser rey y no servir, y, al final, no es nada; ella quiere ser nada y servir, y, al final, es reina

Además, incluso en los nombres existe un paralelismo entre la Estrella de la mañana angélica (Lucifer) y la Estrella de la mañana de la redención (María). La primera estrella cayó del firmamento angélico, la segunda estrella se elevó. La primera estrella que era espíritu cayó a tierra, la segunda estrella que era corporal ascendió a los cielos.

Lucifer no quiso aceptar al Hijo de Dios hecho hombre, la Virgen no sólo lo aceptó, sino que lo acogió en su seno. Lucifer era un ser espiritual que finalmente se hizo peor que una bestia (sin dejar de ser espiritual), ella era un ser material que finalmente se hizo mejor que un ángel (sin dejar de ser material). Lucifer se bestializó, ella se espiritualizó.

Ahora ya sólo hay una única Estrella de la mañana, la Virgen. Pues, además de que la primera estrella cayó, la segunda estrella de la mañana brilló con la luz de la gracia mucho más bella e intensamente que la primera estrella, que brilló sólo con la luz de su naturaleza.

Fuente: Summa Daemoniaca (P. Fortea)