viernes, 21 de mayo de 2010

FATIMA Y LA IGLESIA

Las declaraciones del Santo Padre Benedicto XVI acerca de la misión profética de Fátima y de su vigencia actual, con motivo de su viaje a Portugal, han sido muy esclarecedoras:

"Se engañaría quien pensase que la misión profética de Fátima haya concluido", fue parte de la homilía en el Santuario de Fátima el día 13 de mayo.

" ...es verdad que además del momento indicado en la visión, se habla, se ve la necesidad de una pasión de la Iglesia, que naturalmente se refleja en la persona del Papa, pero el Papa está por la Iglesia y, por tanto, son sufrimientos de la Iglesia los que se anuncian", fue parte de una de las respuestas del Papa a los periodistas en el vuelo Roma-Lisboa del día 12 de mayo, acerca del tercer Secreto de Fátima.

A raíz de todo lo que ha ido aconteciendo en relación con el escándalo de los pecados de pederastia, el Papa ha dicho que se acerca la Pasión de la Iglesia y que los peores enemigos se encuentran en su interior y no fuera de ella. Parece ser que el asunto de Fátima, por tanto, no es caso cerrado todavía. Es una realidad que pocos días después de hacerse público el tercer Secreto de Fátima, en el mes de junio del año 2000, varias voces se levantaron dentro de la Iglesia y fuera de ella para expresar algunas dudas de que lo publicado fuera el tercer Secreto en su totalidad.

En 1944 la Hermana Lucía puso por escrito el texto del Secreto, en 1960 debió haberse revelado al mundo y en el año 2000 se hizo público. Los 40 años de silencio parecían dar a entender que su contenido estaba en la línea de una seria advertencia motivada por una grave crisis de fe en la Iglesia. Las palabras del Santo Padre en su viaje a Fátima nos confirman que está por cumplirse el camino del Calvario por el que la Iglesia debe pasar, al igual que Cristo tuvo que recorrer y atravesar el Viernes Santo para resucitar glorioso el Domingo de Resurrección. Sólamente así puede darse la purificación y renovación del Cuerpo Místico de Cristo.

Mensajes de la Virgen María al P. Gobbi, fundador del Movimiento Sacerdotal Mariano:

“Mi tercer secreto que Yo revelé a los tres niños a quienes me aparecí… será manifestado a todos por el mismo desarrollo de los acontecimientos. La Iglesia conocerá la hora de su mayor apostasía, el hombre de iniquidad se introducirá en el interior de ella y se sentará en el mismo Templo de Dios… La humanidad vivirá el momento de su gran castigo”
(13 de mayo de 1990).

“Las fuerzas masónicas han entrado en la Iglesia de manera disimulada y oculta, y han establecido su cuartel general en el mismo lugar donde vive y trabaja el Vicario de mi hijo Jesús... Se está realizando cuanto está contenido en la tercera parte de mi mensaje…” (13 de mayo de 1993).

“En el mismo lugar donde me aparecí, quiero manifestaros mi secreto. Mi secreto concierne a la Iglesia. En la Iglesia se llevará a cabo la gran apostasía, que se difundirá por todo el mundo; el cisma se realizará en el general alejamiento del Evangelio y de la verdadera fe. En ella entrará el hombre de iniquidad, que se opone a Cristo, y que llevará a su interior la abominación de la desolación, dando así cumplimiento al horrible sacrilegio, del cual habló el profeta Daniel (Mt 24, 15). Mi secreto concierne a la humanidad. La humanidad llegará al culmen de la corrupción y de la impiedad, de la rebelión contra Dios y de la abierta oposición a su Ley de amor. Ella conocerá la hora de su mayor castigo, que ya os predijo el profeta Zacarías (Zac 13, 7-9)" (11 de marzo de 1995).

Para finalizar, unas palabras de hace 10 años del entonces Cardenal J. Ratzinger, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, con motivo del comentario teológico para la interpretación del Secreto de Fátima:

"El fiat de María, la palabra de su corazón, ha cambiado la historia del mundo, porque ella ha introducido en el mundo al Salvador, porque gracias a este sí Dios pudo hacerse hombre en nuestro mundo y así permanece ahora y para siempre. El maligno tiene poder en este mundo, lo vemos y lo experimentamos continuamente; él tiene poder porque nuestra libertad se deja alejar continuamente de Dios. Pero desde que Dios mismo tiene un corazón humano y de ese modo ha dirigido la libertad del hombre hacie el bien, hacia Dios, la libertad hacia el mal ya no tiene la última palabra. Desde aquel momento cobran todo su valor las palabras de Jesús: padeceréis tribulaciones en el mundo, pero tened confianza; yo he vencido al mundo (Jn 16,33). El mensaje de Fátima nos invita a confiar en esta promesa."