martes, 19 de mayo de 2009

EPIFANIA MARIANA II

El siglo XIX y, particularmente, el siglo XX han estado marcados por múltiples y supuestas apariciones marianas. La Virgen María indica que algunas son auténticas y otras no. Hay elementos de discernimiento claro que nos ayudan en esta tarea, como es la doctrina y las recomendaciones espirituales que se divulgan en cada aparición.

Otro elemento de discernimiento, difícil de entender a priori pero comprensible debido a la actual confusión que a veces existe aún en los mismos que tienen responsabilidad y autoridad dentro de la Iglesia, es que algunas que no son manifestaciones auténticas podrían ser apoyadas por obispos y sacerdotes, mientras que otras verdaderas podrían recibir el rechazo de algunos pastores. Esto no significa que la Iglesia, como Madre y depositaria de la Revelación, pueda equivocarse en asuntos de fe, dogma o moral, sino que estaríamos hablando de un juicio particular de algún pastor o jerarca que no comprometería a la Iglesia.

Las apariciones no son dogma de fe ni verdades que tengamos que creer necesariamente; los fieles tienen libertad de creer o no creer en la aparición y lo mismo sucede con las apariciones que son reprimidas o perseguidas, ya que puede suceder y de hecho ha sucedido que haya obispos que rechacen alguna aparición. La que es verdaderamente auténtica no dejará de serlo, ya que lo que viene de Dios permanece y, al final, la luz y la verdad siempre se imponen cuando la Iglesia oportunamente lo aprueba.

El caso de San Sebastián de Garabandal (Cantabria) es ejemplo de una aparición muy discutida y perseguida, así como el caso de Medjugorje (Bosnia-Herzegovina) que recibió un fuerte pronunciamiento en contra por parte del obispo. Ambos casos podrían recibir la aprobación de la Iglesia en un futuro no tan lejano, ya que siempre se impone el buen criterio. Todavía no ha habido declaración oficial en Roma de la opinión de la Iglesia sobre los hechos de Garabandal y de Medjugorje. Sea cual sea la posición final y oficial del Vaticano, la Virgen María nos invita a permanecer firmes en la Iglesia, amando a nuestros pastores y viviendo en armonía y comunión con ellos.

Garabandal (1961-1965) está considerada como una de las apariciones más trascendentales debido a su asombrosa y hermosa historia. Allí sucedieron muchos fenómenos de la teología mística, como son: éxtasis, caídas y marchas extáticas, levitación, insensibilidad física total, lenguas extranjeras y cánticos, identificación de personas, conocimiento de conciencias, profecías, comunión invisible, etc. Muchos la consideran como una continuación de Fátima y sus mensajes principales nos hablan de la Eucaristía, de la vida de oración, del sacrificio y la penitencia, y del sacerdocio. Hay una denuncia por la pésima situación moral del mundo, una advertencia de lo que se prepara a causa de tal situación y una exhortación a poner remedio antes de que sea demasiado tarde. Lo que llama la atención es que ésta es una aparición muy poco conocida en España, a diferencia de lo que ocurre en muchos países de todo el mundo.

Las apariciones de Medjugorje comenzaron en el año 1981 y desde entonces cientos de miles de peregrinos han recibido un fuerte impulso en su vida espiritual, particularmente a través del Sacramento del Perdón. Los mensajes fundamentales nos hablan de paz, fe, conversión, oración y ayuno. Además de los mensajes, la Virgen prometió a los videntes confiarles un total de 10 secretos; a fecha de hoy, solo resta por revelar un secreto a uno de los videntes. Sobre su contenido, algunos se refieren al pueblo de Medjugorje en particular, otros se refieren a su vida personal y hay tres que son especialmente importantes por su relación con el futuro del mundo y de la Iglesia.

En ambos casos, existen muchos paralelismos y coincidencias en cuanto al contenido de los mensajes se refiere. También encontramos similitudes referidas a las señales previas o advertencias, el aviso, y la señal permanente y visible o gran milagro. Sin embargo, considero que lo más importante y destacable es, sin duda, admirar y agradecer al Cielo las abundantes gracias de conversión que se han derramado, en torno a Garabandal y Medjugorje, durante este último casi medio siglo.

"Por sus frutos los conoceréis, pues no se recogen uvas de los espinos ni higos de los cardos. Así, todo árbol bueno da buen fruto; pero el árbol malo da fruto malo. El árbol bueno no puede dar mal fruto, ni el árbol malo dar fruto bueno. Todo árbol que no dé buen fruto será cortado y arrojado al fuego. De modo que por sus frutos los conoceréis" (Mt 7,16-20).