viernes, 5 de noviembre de 2010

EL HOMBRE SOBRENATURAL

A menudo no sabemos qué hacer, nos sentimos como ante puertas cerradas con siete candados. ¿Qué decisión tomar? Pretendemos saber siempre cómo se desarrollará todo en el futuro. Nadie puede saber lo que vendrá, por eso se es cauteloso, por eso hay también una conducción tan poco clara y segura. El hombre sobrenatural es audaz en sus decisiones.

Desde el punto de vista paulino, el hombre sobrenatural procede ciñiéndose siempre a la ley de la puerta abierta. Tiene una gran meta que no pierde de vista. Siempre detecta cada una de las etapas, auscultando la situación del tiempo. Así percibe enseguida cuál es el designio de Dios para el momento presente. Y mañana se enterará de lo que tenga que ver con el mañana.

El hombre moderno es, por naturaleza, colectivista, orientado hacia la masa. De ahí que le resulte extraordinariamente difícil tomar la responsabilidad en sus propias manos; de ahí la necesidad de dejarse guiar. Pero hemos de tener la valentía de decidirnos. Pretender disponer de un panorama certero de todas las cosas, pretender abordar la obra con absoluta seguridad personal significaría esperar quizás décadas. En cambio, el hombre sobrenatural marcha con valentía, asumiendo el riesgo de equivocarse y fracasar en su empresa. Pero esa equivocación y fracaso eventuales se convertirán entonces en un medio externo para crecer aún más profundamente en el mundo sobrenatural.

El hombre sobrenatural se encuentra en el mundo del más allá y maneja y configura el mundo del más acá. Es decir, está con ambos pies en el más allá y con ambos pies en el mundo del más acá. La gracia perfecciona la naturaleza, no la destruye sino que la eleva. Para nosotros rige una ley: los hombres más sobrenaturales deben ser los más naturales.

El hombre sobrenatural tiene una visión clara, amplia y profunda; ya no ve las cosas solo con ojos naturales, tiene un nuevo órgano visual: los ojos de Dios. Así ve todas las cosas de la vida diaria y aprende a manejar su vida a la luz de la fe. Es audaz porque tiene el valor de arriesgar algo, de decidirse y de llevar a cabo lo decidido a pesar de todas las dificultades. El hombre se distingue de los animales por su libertad; la libertad tiene dos dimensiones: la capacidad de decisión y la capacidad de llevar a cabo lo decidido. Sin la libertad interior no seremos personalidades fuertes que Dios pueda usar como instrumentos. El hombre sobrenatural camina por la vida sin mayor miedo, utiliza todas las inseguridades para encontrar seguridad en Dios, entregándose al Padre sin condiciones, sencillamente y como un niño.

El hombre sobrenatural es alegre porque está seguro de la victoria. Es obvio decir que, en último término, Dios tiene que triunfar contra el demonio a pesar de todas las situaciones externas adversas. Por eso también resulta evidente para el hombre sobrenatural que, en último término, la victoria debe corresponder a su bandera, a la bandera de Cristo. ¡Solamente tiene que mantener viva la conciencia de ser instrumento!

Fuente: P. Kentenich